La zona de templos está a unos minutos andando desde la estación, es fácil, SÓLO HAY QUE SEGUIR LAS GACELAS.
O el olor de almizcle que lo inunda (apesta) todo.
Estos animalillos llevan cientos de años sin que les peguen un tiro, se han acostumbrado a las personas y te andan mendigando como perrillos. Son pesados (y encantadores, cariño).

Vamos a TODAI-JI (+): El edificio de madera más grande de Japón,

que contiene el Buda más grande de Japón.

O sea, grande, todo muy grande.
Y no sé si es que estamos saturados de tanto templo o qué pero no nos pone. Lo único que me viene a la cabeza es que si el Buda levantara la cabeza y viera en que se ha convertido esto... O tal vez no lo entienda...
Nos vamos esquivando gacelas (un servidor al menos) y comemos en Nara en plan ciento de cuenquitos de comidas indefinidas y volvemos a Kyoto.
Una de las cosas que más me llamó la atención de Nara es el siguiente baño:

Eso es, con grifo en el depósito. Si yo tuviera un baño así en Zaragoza no recibiría visitas.
En Kyoto, tomamos el té en una ceremonia de te (+) en la zona de Gion. Y está buenísimo.
Y asistimos a un espectáculo de BUNRAKU (3+) que es un teatro de marionetas exquisito. Se necesitan tres personas para mover la marioneta o sea que no se hacen para ahorrarse actores. Y es bello, delicioso.
Salimos de noche y llueve. El primer día que llueve en Kyoto y lo hace de noche...
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