Daijoji está por la zona de Teramachi, pero hacia las afueras, en el cementerio de NODAYAMA.Se puede ir en autobús, según dónde estés necesitarás al menos dos autobuses y te deja a veinte minutos andando. Como íbamos con maletas optamos por el taxi. Desde la estación Y2500.
Este templo fue fundado por un discípulo de Dogen que luego recibió la transmisión del Dharma de Ejo (el sucesor de Dogen). Tettsu Gikai que fue el maestro de Keizan Jokin.
O sea, en buenas manos.
El sitio sigue dando formación monásticas (desde hace 700 años). Y las condiciones de vida son MUY RIGUROSAS.
En Japón hemos visto que los del tiempo aciertan siempre y daban nieve para estos días. Lo que no dejaba de resultar chocante porque no hacía malo. Y nevó. Vaya que si nevó.
La marcha fue la marcha normal del templo:
04,15 despertar + 04,30 zazén + 05,30 ceremonia matinal + 06,30 samu (trabajo) limpieza + 07,30 desayuno + 09,30 samu + 11,15 almuerzo + 11,30 samu + 16,30 ceremonia de tarde (banka) + 17,00 cena + 18,00 baño + 19,00 zazén + 21,00 extinción
Nos recibieron y trataron muy bien.
Y lo hicieron con una especie de círculo de presentación en el que decías tu nombre, de donde venías y poco más y añadías
¡¡DOZO YORUSHU!! (con mis mejores deseos) y ellos a coro y como llamando un taxi te respondía lo mismo.
Vamos que me emocioné (o no).
La comida era muy buena, shojin ryori con cebollino, nada que ver con Eiheiji, donde estuvimos cuatro días comiendo arroz hervido y sopa de miso con algún vegetal.
Y el sitio es un delirio.
La máxima del sitio, las palabras inspiradas del fundador son "Nuestra mente cotidiana es la Mente de Buda" y aunque los monjes son cada uno de un padre y una madre, el espacio invita a ese estar, ese fundirse en el corazón oceánico del silencio, de la mente de Buda. Si no fuera porque estábamos descalzos limpiando cristales a diez grados bajo cero, claro.
La anécdota es que el sitio está rodeado por un cementerio (que está en la propiedad del templo), por todas partes menos por una que es un hospital psiquiátrico. Inspirador. Las bromas, claro, todos los días. ¡A ver por dónde se sale del templo!
Pero gracias y Dozo Yorushu.
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